Galápagos, la arquitectura natural que se afinca en las retinas
- Diario El Telegrafo / Ecuador
- 28 ago 2017
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Desasidas de todo lo fatuo, las ‘Islas Encantadas’ inducen a sus visitantes a reencontrarse con la naturaleza, a disfrutar de sus playas y a preservar el medio ambiente.
Isabel Hungría Símbala
Santa Cruz.-
“Muchas personas atacan el mar, yo le hago el amor”. La extravagante frase del navegante francés Jacques Cousteau quizá refleja todo lo que la profundidad marina le inspiró.
Y su prosopopeya se reaviva cuando advertimos que el jardín turquesa insondable es, ciertamente, bramido, agitación, deseo -codicia para los grandes barcos pesqueros-, amor, creación y vida.
Las islas Galápagos, ornamentadas con sus exóticas especies, son un testimonio de vida, de ahí que lobos marinos, tortugas o iguanas cohabiten completamente ajenos a la crueldad del hombre y copulen sin miedo, sin pudor (¿como Cousteau?), preservando vida.
Las Grietas, El Muro de las Lágrimas o Los Túneles, sitios de belleza deslumbrante, muestran el talento, y el amor, con los que la caprichosa arquitectura natural esculpió a Galápagos.
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